Uno de los perversos principios con los que se concibe las Unidades de Gestión Clínica es el descenso del gasto y el ahorro que, lógicamente, tendrá efecto directo sobre el paciente al que se le limitará la cantidad y calidad de los medios. En ese mismo objetivo, de productividad y ahorro, podrá ocasionar situaciones tales como que el proceso de alta del hospitalizado se acelere para propiciar menos gastos de recursos, derivando ello en riesgos evidentes de recidiva o retroceso al  proceso de curación. Los pacientes crónicos y ancianos, por principio, serán incompatibles para recibir una correcta asistencia en las UGC, dado el alto coste de sus tratamientos. Estas unidades, de hecho, pueden promover el aceleramiento del proceso de agravamiento de sus dolencias.  La Unidades de Gestión Clínica podrán burlar el control público en cuanto a adquisición de aprovisionamiento de material sanitario y de medicación, sistema selectivo de personal y acceso a los puestos de responsabilidad en el mismo. Además, los trabajadores que accedan a esas unidades perderán sus derechos al quedar legalmente desvinculados del Estatuto Marco o Convenio Colectivo.

Adjuntamos en "LEER MÁS" el artículo publicado en El Mundo.es con los nefastos efectos sobre la sanidad pública en Andalucía...

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Fuente de la noticia:

http://www.elmundo.es/andalucia/2016/08/07/57a62998268e3eef4d8b463a.html

Pesos pesados de la Medicina se alzan contra los recortes del SAS

Silvia Moreno/Sevilla

07/08/2016 02:47 El Mundo.es 

El Servicio Andaluz de Salud (SAS) paga más sueldo a los médicos que más recortan. Lo hace a través del plus variable de productividad que abona a sus profesionales, en función del cumplimiento de objetivos que se marcan a través de las unidades de gestión clínica (UGC).

Por lo general, los objetivos que se establecen están vinculados a la reducción del gasto, como viene denunciado el Sindicato Médico de Andalucía, que advierte de que el «SAS no fija un criterio de calidad sino numérico y economicista: cuanto menos se gaste, mejor».

En los centros de salud de Primaria, por ejemplo, los médicos que recetan medicamentos genéricos, que son más baratos que los otros, consiguen los objetivos que les marcan y ven incrementada su nómina a través del complemento de productividad. También se suele fijar como objetivo enviar pocos pacientes al especialista.

Podemos Andalucía denunció este sábado los recortes del SAS a través de lasunidades de gestión clínica, ya que está trasladando la responsabilidad de aplicar la «austeridad» a los profesionales de la sanidad, «vinculando el cumplimiento de objetivos de gasto inalcanzables a retribuciones variables de productividad».

Para intentar frenar esta práctica, que el SAS viene aplicando desde hace más de una década, más de una treintena de concejales andaluces de diferentes candidaturas vinculadas a Podemos han comprometido el registro de mociones en sus respectivos ayuntamientos en las que instan al Gobierno andaluz a abandonar estos recortes.

Las mociones piden a la presidenta de la Junta, Susana Díaz, que no vincule los pluses de productividad de los profesionales del SAS «al cumplimiento deobjetivos que hagan dudar de la correcta asistencia a los pacientes», y se «abstenga de utilizar las UGC como ejecutoras de su política de recortes en los servicios sanitarios públicos».

Según el portavoz parlamentario de Salud de Podemos, Juan Antonio Gil, las unidades de gestión clínica han sido utilizadas por la Junta como «un producto demarketing, con titulares como que en Andalucía no hay recortes en sanidad porque gracias a las UGC se consiguen ahorros que permiten mantener el nivel de servicios».

No obstante, según Podemos, los datos revelan que desde la implantación de las UGC se han perdido cerca de 9.000 efectivos sanitarios, se ha precarizado a los eventuales, con contratos de corta duración al 75 o 50%, y el gasto sanitario por habitante ha caído al más bajo de toda España.

Podemos pide a la Junta que las unidades de gestión clínica recuperen el sentido para el que fueron creadas, es decir, «mejorar la práctica clínica y la satisfacción de pacientes y profesionales, así como eliminar los objetivos anuales que pongan en riesgo la correcta asistencia a los pacientes».

La figura de las UGC ha sido muy polémica desde su implantación, ya que el SAS la ha utilizado en ocasiones para castigar a algunos médicos que ocupaban jefaturas de servicio y se habían mostrado críticos con la Administración. Para neutralizarlos, el SAS situó por encima de estos profesionales a directores de UGC más afines.